En el entorno digitalizado, la moda virtual podría no tener límites.
El diseño 3D ha cobrado un nuevo sentido. El comercio electrónico ya marcó la diferencia en la digitalización de la moda y dio un paso más ante la irrupción del Covid-19. En este ámbito, se comenzaron a recrear al entorno digital las escenas físicas, como en el caso de los catálogos digitales o los showrooms. Hoy damos un salto más en el desarrollo de escenarios y pasarelas para el metaverso.
Pero… ¿De dónde venimos en cuanto a digitalización textil?
Hace una década, en el entorno gamer ya se comenzaba a adquirir capas, espadas y cascos para customizar a tu personaje. Los complementos “más molones” y con mejores poderes tenían que ser adquiridos con dinero real. Algo que ha resultado una verdadera fuente de ingresos en juegos tipo Fortnite o Roblox, donde se incentiva el consumo hasta el extremo como herramienta de entretenimiento. Nos encontramos ante un mercado de 40.000 millones de dólares en torno a la adquisición de skins de personajes o lo que es lo mismo: “outfits” y complementos.
Con el “metaverso” como palabra “trendy”, podemos remontarnos a los últimos años y a la apuesta desde Silicon Valley por seguir invirtiendo en los complementos digitales, como signo de estatus. Más allá de las criptomonedas y los tokens no fungibles (NFTs), la personalización de los avatares digitales es ya una realidad.
Y en el mundo de la moda no podía ser menos. La moda digital va más allá de los avatares. Se trata de una nueva línea de negocio que tiene dos vertientes. Por un lado, la puramente práctica: la digitalización de las colecciones como herramienta para agilizar el canal wholesale y recrear el proceso de venta B2B. Y, por otro, un nuevo entorno de intercambio comercial que incluye el diseño de ropa real en formato digital, añadiendo la tokenización. Es decir, tecnología blockchain para certificar la autenticidad de las marcas y monetizar compras.
En este entorno digitalizado, la moda virtual podría no tener límites. La idea de vestir en una fantasía es de los conceptos que más atraen en ese metaverso en construcción. La imaginación podría no tener límites. Sin embargo, la creatividad de las marcas siempre tendrá una frontera que superar: el arte digital y el realismo.
Para ello, es imprescindible contar con máquinas potentes que soporten las horas de renderización, pero también con profesionales que se manejen en el mundo de la modelización y sean capaces de trasladar la textura de un tejido a la virtualización.
De momento, es la moda de lujo la que presume de creatividad digital y durante la pandemia, la que primero ha acudido a pasarelas virtuales. Sus defensores insisten en que la tecnología ofrece todo un mundo de posibilidades y en el entorno B2C ya estamos viendo buenos ejemplos de ello, como es el caso de las tiendas virtuales de Doce & Gabbana.
Y desde la perspectiva del B2B, del mismo modo que reproducimos las reuniones de ventas en el Smart Showroom, adaptando el catálogo de forma digital a cada cliente, el software de diseño en 3D utilizado por las grandes marcas puede optimizar la producción de prendas físicas al reducir el exceso de residuos durante los procesos de diseño y ajuste.
Recurriendo a herramientas digitales, los prototipos minimizan el número de muestras producidas para los comerciantes y el uso promocional. Los nuevos estilos pueden reproducirse digitalmente, o “adaptarse”, a los cuerpos de los modelos (virtuales y físicos), las celebridades y las personas influyentes. En cuanto a los clientes, las mejoras en la realidad aumentada también pueden ayudar a los compradores a visualizar y “probarse” virtualmente los productos antes de que se fabriquen.
Por ejemplo, DressX o Replicant son mercados de productos de moda exclusivamente digitales que ofrecen otra muestra de la experimentación vanguardista. Una vez que el cliente adquiere una prenda -que puede costar desde 30 dólares hasta 9.500-, envía una imagen o un vídeo de sí mismo para que el traje sea reproducido. El resultado final puede variar en función del nivel de artesanía digital (que suele estar relacionado con el precio).
¿Cómo logramos la excelencia en el diseño 3D?
Antes de la renderización, es necesario crear el modelo 3D texturizado con los diferentes materiales, iluminando la prenda y aplicando las técnicas fotográficas “de toda la vida” para lograr el mayor realismo posible.
Posteriormente, es necesario iniciar un proceso de cálculo para crear la simulación del objeto. El ordenador calcula las situaciones y las propiedades de los objetos 3D como el color, la textura y la rugosidad. Una fórmula elaborada a partir de métodos fotográficos físicos como la reflexión, refracción, oclusión, dispersión, cáusticas, entre otras. Finalmente, se obtiene una imagen completa a base de píxeles que permiten darle “vida” al objeto.
La renderización final la realizan las máquinas, pero este trabajo previo para lograr la mejor simulación digital, exige el uso de programas específicos y de expertos que trasladen a digital la realidad física. Por ello, para que el retail esté a la altura de esta nueva realidad virtual, es necesario invertir en software y diseñadores profesionales que se “muevan” tanto en el mundo de la moda, como en el de la tecnología.
La creatividad digital de la pasarela
El diseño en 3D es flexible, eficiente, rentable, escalable y sostenible. Razones de peso para que se replique en muchas industrias. Más allá de la mera producción de muestras, en el terreno de la moda se está avanzando hacia la experimentación en fotografía virtual. El software nos permite recrear escenas fotográficas disponiendo de un control completo de todos los elementos, incluyendo: escenarios de iluminación, productos, modelado 3D y texturas. El ordenador simula la toma perfecta y permite la creación de materiales de marketing de máxima calidad.
A igual que los encuentros en formatos híbridos, el 3D es diez veces más barato que el coste de las imágenes convencionales e impulsa experiencias críticas de comercialización de nueva generación. A medida que los estándares de la industria evolucionan, los expertos predicen que seguirá aumentando el traslado a digital de proyectos físicos. Especialmente, si las marcas mantienen su apuesta por el Metaverso.
Y aquí viene nuestra reflexión: ¿estaremos preparados para esta nueva vida virtual? En cualquier caso, siempre elegantes 😉