La industria de la moda se encuentra en un punto de inflexión. El consumo ha evolucionado enormemente en los últimos años. Las temporadas se han dilatado en el tiempo, la climatología ha cambiado, además de los hábitos del consumidor, y esto ha obligado a las tiendas a tener de manera permanente la venta de artículos tanto de verano como de invierno.
Está claro que los hábitos del consumidor han cambiado y las empresas de moda deben adaptarse a la hora de desarrollar sus productos, y con ellas, sus fabricantes. El último año fue complejo, principalmente debido al cambio climático. La climatología adversa ha provocado que las empresas no expusieran sus productos en el momento adecuado alargando así la vida de los mismos y provocando grandes pérdidas. En los próximos años las marcas deben tener en cuenta esta nueva climatología para poder anticiparse y ser flexibles con los tiempos de entrega.
La climatología adversa ha provocado grandes pérdidas en las ventas de moda
Según un estudio de la universidad de Tel Aviv, en el año 2100 el verano durará seis meses, y el invierno únicamente lo hará dos. Aunque lo parezcan, estas consecuencias del cambio climático no son tan lejanas, estamos viviendo una fase extremadamente cálida y con cambios drásticos. Este factor externo que antes no había supuesto grandes problemas obliga a la industria de la moda a dar una vuelta a su metodología y a sus procesos. Es necesario dar un giro al modelo actual, las marcas ahora presentan más de tres colecciones por temporada, lo cual es un error porque no tienen margen para diseñar, elegir materiales, colores, y distribuirlo a las tiendas.
En el año 2100 el verano durará seis meses, y el invierno únicamente lo hará dos
Pero el cambio climático no es el único motivo por el que el sector necesita cambiar. Los nuevos hábitos de los consumidores también tienen mucho que ver en esto. Las generaciones de viajeros y de las aerolíneas low-cost demandan también productos que cubran las necesidades en sus destinos, cuyos climas serán muy variados, por lo que ofrecer a los clientes variedad en la oferta será una apuesta ganadora.
Por otro lado, a estos factores hay que añadirle que vivimos una época de eternas promociones y descuentos, claro está, como consecuencia de estos factores, que además, están perdiendo el sentido y dañando enormemente a muchas empresas que no son capaces de competir en el mercado con tan bajos márgenes.
El sistema de fast-fashion y rotación constante de prendas en los establecimientos ya no está teniendo resultados positivos además de no ser sostenible a largo plazo. La masificación de artículos pensados para temporadas concretas, la climatología adversa, y los cambios en los hábitos del consumidor hacen que los productos terminen alargando su vida llevándoles en la mayoría de los casos a promociones o rebajas, lo que disminuye el margen de los mismos.
La masificación de artículos pensados para temporadas concretas disminuye el margen de los mismos.
Las empresas de moda deben evolucionar en su gestión y adaptarse a estos nuevos tiempos. Algunos expertos determinan algunas pautas que deberían seguir estas compañías: Para empezar, deben aumentar la flexibilidad en los procesos de fabricación, y con ellos, sus fabricantes, para así poder adaptarse a posibles cambios de climatología y no perder producciones completas. El sistema de generación de colecciones ha de cambiar también y adecuarse a estos tiempos. Crear colecciones más generalistas y atemporales que se adapten a la climatología por la que estamos pasando puede ser una propuesta ganadora.
Pero el elemento clave es el consumidor. Las marcas han de estar más que nunca conectados con el mismo y analizando que es lo que demandan, ya que es quien decide. Por ello es primordial que las compañías inviertan en tecnologías que permitan a los trabajadores estar en contacto directo con el cliente a través de análisis de sus preferencias y consumo para anticiparte a sus necesidades y ser capaces de solventarlas en el momento, por lo que saber aplicar los últimos avances tecnológicos será clave.